Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1997, la ciudad vieja de Tallin es una ciudad amurallada con gran cantidad de edificios medievales, góticos y un claro ejemplo de arquitectura hanseática.
Vale la pena perderse por sus callejuelas adoquinadas, sus edificios con tejados cónicos y anaranjados, visitar alguna de sus múltiples galerías y relajarse en alguno de sus pequeños y acogedores cafés o restaurantes.