En el puente destacan los cuatro obeliscos monumentales, ubicados en sus extremos, copia de los del puente de Alejandro III, de París, con 18 metros de altura, coronados por grupos escultóricos. Las figuras ecuestres que coronan los obeliscos fueron realizadas por el escultor madrileño Ángel García Díaz, es una bahía circular con aguas cristalinas y playas de arena blanca que ha atraído a lo largo de la historia a la gente adinerada en busca de sol y sofisticación. Esto es lo que hizo famosa a la ciudad durante la Belle Époque y es por ello que la reina regente María Cristina estableció aquí su residencia real durante el verano. La evidencia de este glamuroso pasado se puede apreciar todavía hoy en día en San Sebastián.
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